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Se proponen cambios para mejorar su tratamiento

29/10/2024

CPFCM hace balance del Congreso Nacional de Dolor y Fisioterapia

CPFCM hace balance del Congreso Nacional de Dolor y Fisioterapia El Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid y la Sociedad Española del Dolor organizaron con éxito el “Congreso Nacional de Dolor y Fisioterapia”, que reunió en Madrid a más de 500 profesionales sanitarios.

El tratamiento del dolor crónico supone en España un coste de 16.000 millones de euros al año, lo que representa el 2,5% del Producto Interior Bruto (PIB). Dentro de la inversión total en Sanidad, que alcanza el 6,8% del PIB, el dolor se sitúa muy por encima del gasto que implican otras patologías tan prevalentes como las oncológicas o el Alzheimer. A esto hay que sumar costes indirectos, como las pérdidas de productividad anuales en los pacientes con dolor crónico por baja laboral.

A mediados de los años 90, en torno al 11% de la población presentaba dolor crónico en España, un porcentaje que supera el 26% en la actualidad.

Esta realidad protagonizó el “Congreso Nacional de Dolor y Fisioterapia. Abordaje biopsicosocial y multidisciplinar”, que reunió en Madrid a más de 500 profesionales de diferentes áreas y permitió analizar el problema desde diversos ángulos.

Durante tres días, médicos generalistas, anestesiólogos, neurólogos, enfermeras, fisioterapeutas, psicólogos, farmacéuticos, etc., así como expertos en inteligencia artificial y nuevas tecnologías, participaron en esta convocatoria organizada por el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM) y la Sociedad Española del Dolor (SED).

Aurora Araújo, decana del CPFCM, explicó que “hemos querido marcar un hito y propiciar un cambio de paradigma en el abordaje de esta pandemia global que supone el dolor crónico. Quienes hemos participado en este Congreso nos sentimos pioneros en nuestro país, porque hemos emprendido un camino sin retorno para trabajar en colaboración desde las diferentes disciplinas relacionadas con el tratamiento del dolor y aumentar la eficacia de nuestra labor en beneficio del paciente. La Fisioterapia va a aumentar de manera exponencial su aportación para alcanzar ese objetivo”.

María Madariaga, presidenta de la SED, señaló que "la Fisioterapia está preparada y dispuesta para liderar el necesario cambio en la asistencia a la persona con dolor crónico. Juntos y coordinados con la Psicología, los terapeutas ocupacionales y la Medicina del Dolor desde Atención Primaria hasta Hospitalaria deben participar, junto a los gestores y ciudadanos, en la toma de decisiones conjunta".

De los análisis planteados durante el Congreso se extraen una docena de aspectos que plantean los profesionales sanitarios para mejorar la situación en el tratamiento del dolor crónico:

- Necesidad de más equipos multidisciplinares. Mejoran el tratamiento del paciente y generan ahorros al sistema sanitario. Esto implica fortalecer la colaboración entre los distintos profesionales para que, desde sus respectivas disciplinas, contribuyan a mejorar los diagnósticos y tratamientos, acelerando la recuperación de los pacientes.

En este sentido, las unidades de dolor deben estar integradas por un equipo multidisciplinar que incluya anestesiólogos, enfermeras, fisioterapeutas, rehabilitadores, neurólogos, psicólogos, etc., aunque sería beneficioso también añadir farmacéuticos y otros especialistas, como terapeutas ocupacionales, para abordar de manera integral el tratamiento del dolor en los pacientes.

La escasa presencia de muchos de estos profesionales en el Sistema Público -especialmente en las unidades de dolor- hace que las personas afectadas tengan que buscar apoyo en la sanidad privada, de manera que el dolor crónico se ceba más en la población con menor capacidad económica.

También es necesario estrechar la conexión entre Atención Primara y Hospitalaria, para garantizar la continuidad asistencial.

- Adelantar el abordaje. La mayoría de los pacientes que llegan a las unidades de dolor han vivido varios años con su problema (una media de 6,8 años hasta lograr un tratamiento efectivo), que se ha ido agravando con el tiempo, y llegan desmotivados tras pasar por diferentes profesionales. Un diagnóstico más temprano, además, evitaría que el problema se cronifique en muchas de estas situaciones.

- Extender el ejercicio terapéutico que, prescrito por fisioterapeutas, se convierte en eje de los tratamientos para afrontar el dolor crónico. La evidencia científica confirma que hay técnicas que ayudan a reducir el grado de dolor a través de ejercicio de fuerza y aeróbico. Las técnicas de relajación e incluso respiratorias también son importantes.

El ejercicio terapéutico reduce además la necesidad de medicación en el paciente (evitando efectos secundarios) y puede llegar a evitar cirugías.

- Promover el autocuidado. “Cada paciente tiene que implicarse en el tratamiento como parte activa de su proceso hacia la mejora, lo que convierte a los profesionales sanitarios en acompañantes del paciente e incluso en mentores de la salud”, señaló Aurora Araújo, decana del CPFCM.

Es crucial que un profesional sanitario, como un fisioterapeuta, indique y supervise siempre el autocuidado en la funcionalidad física y movimiento del paciente con dolor crónico. Máxime, teniendo en cuenta que el 70% de la población española busca información de salud en internet, que a menudo es de baja calidad y propone tratamientos sin fundamentos científicos, lo que puede empeorar la situación del paciente.

- Integrar al paciente. El modelo actual de atención al dolor en el Sistema Nacional de Salud requeriría ser transformado a un modelo de atención humanista, con un abordaje que tenga al paciente como eje central, planteando decisiones compartidas.

En este modelo se asegurarían la aproximación de los servicios sanitarios al paciente con dolor, la personalización de la atención y el respeto a sus preferencias.

- Mejorar la comunicación. En esa esfera biopsicosocial, la experiencia de diversos responsables de unidades de dolor en España ha coincidido en que la comunicación es un aspecto básico que influye en el éxito mayor o menor de los tratamientos, pero al que muchas veces no se presta la atención necesaria.

El nuevo enfoque planteado en el punto anterior implicaría una transformación del modelo de comunicación profesional entre sanitario y paciente, que exigiría, por un lado, facilitar la participación de la persona con dolor y su familia en la toma de decisiones sobre su proceso de salud y, por otro, contar con profesionales sanitarios sensibilizados con la problemática del dolor crónico y capacitados para ejercer la escucha activa, que representa un elemento clave para tener en cuenta las preferencias de las personas con dolor y aliviar el impacto emocional de la enfermedad.

- Contemplar los factores psicosociales. Los expertos han coincidido durante el Congreso en la importancia de realizar una valoración integral del paciente y de su entorno psicosocial, de cara al diagnóstico y el tratamiento.

Situaciones como depresión, angustia o ansiedad hacen que se complique y agudice más la percepción del dolor. La muerte de un ser cercano o una separación matrimonial pueden activar una situación de dolor, por ejemplo. Sin embargo, aún hay muchos pacientes que se resisten a contar con apoyo psicológico dentro de los equipos multidisciplinares para aliviar su dolor, pensando que tiene un origen solo biológico.

- Fomentar la educación, para que el paciente se empodere aprendiendo sobre su dolor. Es otro pilar básico en el tratamiento, ya que puede disminuir factores de riesgo y aumentar la adherencia a los tratamientos. Esa educación debe estar ajustada a cada persona, con información relevante y que ayude a hacer que las expectativas del paciente sean realistas.

- Aumentar la atención a la infancia. Si son necesarios más equipos multidisciplinares que aborden el dolor crónico, esto presenta una especial urgencia en el ámbito pediátrico, donde muchos expertos califican ya el dolor como un problema de salud pública.

Algunos estudios señalan que el dolor está presente en el 37,3% de niños de entre 8 y 16 años. El dolor se convierte en discapacidad en torno al 5% de esta franja de edad. Una mayor inversión evitará que la presencia del dolor aumente con la edad y que se cronifiquen muchas situaciones.

- Incrementar la investigación. Para avanzar en el diagnóstico y tratamiento del dolor, es crucial incrementar la investigación que genere evidencia científica, especialmente en el campo del dolor crónico y en el sector sanitario en general.

- Reducir la medicación. Otro punto de consenso entre los expertos en dolor crónico es la necesidad de recurrir a la medicación solo cuando sea imprescindible. Si era una solución frecuente hace años, la evidencia científica ha demostrado la eficacia de tratamientos no farmacológicos sin efectos secundarios, como los que ofrecen disciplinas como la Psicología o la Fisioterapia, entre otras.

- Generalizar el autocuidado del sanitario. Diferentes estudios señalan que el consumo de fármacos entre sanitarios que trabajan en el entorno del dolor crónico es mayor que en la media de la población. Sobrecarga de trabajo, tensión emocional, estrés, etc. explican esta realidad.

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